Hola.
No vengo a preguntarte
porqué. No vengo a pedirte explicaciones. No llores. No tengas miedo. No vengo
a juzgarte.
Vengo a despedirme. Porque
necesito despedirme para poder seguir adelante.
Vengo a gestionar un
duelo que debí gestionar hace muchos años. Entenderás que, siendo tan pequeña,
poco sabía yo de gestionar. Ahora es diferente. Tengo casi 25 años ya y se me
dan mejor las despedidas.
Debo irme. Esta relación es
claramente molesta para ti y claramente venenosa para mí así que alargarla a la
fuerza es estúpido. Y lo he intentado. Muy fuerte. He intentado ser una vez más
una niña buena y portarme bien. Como vosotros siempre habéis querido. Es solo
que no me sale.
Soy rebelde por
naturaleza. Supongo que lo sabes. Y lo que no entiendo, no lo entiendo. No se
me mete en la cabeza esa manera tuya de querer a alguien como si en realidad no
lo hicieras. Y me quieres, claro que me quieres, me quieres por lo que eres
pero, ¿me quieres porque tú quieres?
Creo que no.
Y no te culpo. Nunca lo
hice. Tienes tus cosas y tus problemas contigo misma pero yo no puedo seguirte
allí donde vas porque no me quieres allí. El porqué hace tiempo que dejó de
importarme supongo.
No te preocupes. No me
has hecho tanto daño. De alguna manera me las he ingeniado para tener más. He
tenido muchas más. Mejores o peores no lo sé. Supongo que hicieron y hacen lo
que pueden con el desastre. Tampoco tienen la obligación de poder con ello. Tú
la tenías.
Tampoco tuviste suerte.
Lo sé. Él lo siente. Se arrepiente cada día pero algún día os daréis cuenta de
que ambos fuiste culpables del daño que os hicisteis. Del daño que nos
hicisteis. Y eso es así y no hay manera de cambiarlo. Y no queríais hacerlo
porque nos queríais pero ahí está.
Debo seguir adelante.
Continuar conmigo porque tengo mucho que hacer. Tengo mucho que aprender y
reaprender. Reescribir algunas cosas que creía aprendidas de vosotros pero es
que, no te ofendas, no sois el mejor ejemplo a seguir. No puedo. Porque sé cuál
es el final de ese camino y solo veo autodestrucción. Y eso no. Quizá vosotros penséis
que no tenéis más que hacer ni dar y os aferréis a un modo de vida en el que
solo cabe vergüenza y arrepentimiento pero yo no soy así. Yo tengo mucho que
dar todavía. Mucho que reestructurar. Mucha gente a quién querer. Y mucha gente
que me quiere.
Igual que a ti. Porque es así. Porque da igual el tamaño del error que hayas cometido. Siempre hay perdón y siempre hay alguien que te quiere con ello. Siempre. Es-así.
Hay más después del rencor, el orgullo y el enfado. Y eso es lo que quiero descubrir.
Por eso dejo todas esas
emociones aquí. Porque no me sirven de nada. No sirven absolutamente de nada.
En fin. Yo tengo que irme
ya. Cuídate.
Yo cuidaré de mi. Porque ahora me toca a mi cuidar de mi misma. Y lo hago bastante bien creo. Sí.