dimarts, 8 de desembre del 2015

Duelo.



Hola.

No vengo a preguntarte porqué. No vengo a pedirte explicaciones. No llores. No tengas miedo. No vengo a juzgarte. 

Vengo a despedirme. Porque necesito despedirme para poder seguir adelante.
Vengo a gestionar un duelo que debí gestionar hace muchos años. Entenderás que, siendo tan pequeña, poco sabía yo de gestionar. Ahora es diferente. Tengo casi 25 años ya y se me dan mejor las despedidas. 

Debo irme. Esta relación es claramente molesta para ti y claramente venenosa para mí así que alargarla a la fuerza es estúpido. Y lo he intentado. Muy fuerte. He intentado ser una vez más una niña buena y portarme bien. Como vosotros siempre habéis querido. Es solo que no me sale.
Soy rebelde por naturaleza. Supongo que lo sabes. Y lo que no entiendo, no lo entiendo. No se me mete en la cabeza esa manera tuya de querer a alguien como si en realidad no lo hicieras. Y me quieres, claro que me quieres, me quieres por lo que eres pero, ¿me quieres porque tú quieres?
Creo que no.

Y no te culpo. Nunca lo hice. Tienes tus cosas y tus problemas contigo misma pero yo no puedo seguirte allí donde vas porque no me quieres allí. El porqué hace tiempo que dejó de importarme supongo. 

No te preocupes. No me has hecho tanto daño. De alguna manera me las he ingeniado para tener más. He tenido muchas más. Mejores o peores no lo sé. Supongo que hicieron y hacen lo que pueden con el desastre. Tampoco tienen la obligación de poder con ello. Tú la tenías.
Tampoco tuviste suerte. Lo sé. Él lo siente. Se arrepiente cada día pero algún día os daréis cuenta de que ambos fuiste culpables del daño que os hicisteis. Del daño que nos hicisteis. Y eso es así y no hay manera de cambiarlo. Y no queríais hacerlo porque nos queríais pero ahí está. 

Debo seguir adelante. Continuar conmigo porque tengo mucho que hacer. Tengo mucho que aprender y reaprender. Reescribir algunas cosas que creía aprendidas de vosotros pero es que, no te ofendas, no sois el mejor ejemplo a seguir. No puedo. Porque sé cuál es el final de ese camino y solo veo autodestrucción. Y eso no. Quizá vosotros penséis que no tenéis más que hacer ni dar y os aferréis a un modo de vida en el que solo cabe vergüenza y arrepentimiento pero yo no soy así. Yo tengo mucho que dar todavía. Mucho que reestructurar. Mucha gente a quién querer. Y mucha gente que me quiere. 

Igual que a ti. Porque es así. Porque da igual el tamaño del error que hayas cometido. Siempre hay perdón y siempre hay alguien que te quiere con ello. Siempre. Es-así.
Hay más después del rencor, el orgullo y el enfado. Y eso es lo que quiero descubrir.
Por eso dejo todas esas emociones aquí. Porque no me sirven de nada. No sirven absolutamente de nada. 

En fin. Yo tengo que irme ya. Cuídate. 

Yo cuidaré de mi. Porque ahora me toca a mi cuidar de mi misma. Y lo hago bastante bien creo. Sí. 

dijous, 1 d’octubre del 2015

La paciencia es una virtud.




De la cual no gozo. Para nada.

Quiero las cosas ya, rápido. Es ahora o nunca. Nunca después de ahora.
Reloj de arena en constante giro que no deja pasar ésta de un lado a otro. No hay tiempo para dejar que pase. No lo hay.

Sometida al flujo natural de la vida.
Rebelde imposible contra la física del espacio-tiempo.
Rebelde sin causa.
Enfadada con los meses. Encerrada en estaciones. Taquicárdica. Bloqueada en un porqué.

Ai Chronos. Cómo te gusta sentarte en ese trono y reírte de mí mientras dejas mi destino en manos del mes que viene. Maldito.



Ai Chronos. Ésta vez no. Juguemos ahora que me sé las reglas.

Cuan placentero es ver la luz al final del túnel. Cuanto sosiego hay en ver la arena ceder. ¿Y cuando se acaba?  Vuelve a girarlo. Vuelve a caer.

Controlar nuestra vida no es algo que podamos hacer sin permiso del tiempo. Y cuan engreídos somos cuando  pensamos que nuestros actos solo son consecuentes a corto plazo.
Hoy decido acogerme a la perspectiva. Al posicionamiento en un segundo plano. No de mi vida. De la vida. Protagonista observador que coloca sus fichas en el tablero del azar bajo su siempre alerta voluntad que no permite que éstas se pierdan.
Porque qué bonito es mirar atrás y ver que solo era cuestión de esperar. Que la arena debe caer para el suceder y que el tiempo es el ingrediente principal de cualquier decisión.
Y qué bonito es aprender. Aprender de la perspectiva, la expectación y más tarde, de la resolución.

No canto victoria pues no hay guerra en ver el tiempo pasar. Es el tiempo el que nos hace ganar.

La paciencia es una virtud.
Ai Chronos, esa frase no te convierte en deidad. No me intimida decirte que la paciencia es una habilidad.